Admitámoslo, en nuestro día a día, solemos improvisar más que seguir un orden para hacer nuestras cosas. Si, cierto es que todos tenemos una parte de nuestras vidas más o menos organizada y guiada. Un horario de trabajo, un horario escolar, actividades de ocio como ir al gimnasio, a clases de costura o a aprender un idioma pero, aparte de esas cosas (que no todo el mundo realiza) no solemos organizar nuestro tiempo.
Nuestro "tiempo libre", que suele ser el que nos queda cuando llegamos a casa después del trabajo y tras hacer las tareas del hogar, se deja, habitualmente, a lo que surja. Y, lo que surge, suele ser quedarse tumbado viendo la televisión. O sea, nuestro "tiempo libre" lo solemos utilizar para perder el tiempo. Queda una bonita ecuación si lo miras bien "tiempo libre" = "perder tiempo", eliminamos tiempo de ambas partes y nos queda "libre" = "perder". O sea, que perdemos la libertad. Básicamente gastamos nuestra auténtica libertad, aquella parte del día en la que no estamos obligados a rendir cuentas a ningún superior, en no hacer nada. Menudo desperdicio ¿verdad?
¿Cuántas cosas se te han quedado siempre en el tintero por no saber gestionar tu tiempo? Esas veces que has querido aprender a hacer algo nuevo y que, a los pocos días de empezar, has dejado aparcado en un rincón cogiendo polvo. ¿Cuántas excusas has puesto para no hacer esas mismas cosas pasados unos días? (De esto ya hemos hablado antes ¿a que si?) Y ¿a qué la principal de todas las excusas es siempre: "no tengo tiempo"? Pues, en realidad, si que tienes tiempo.
Y si, no se, digo yo, utilizáramos los conocimientos adquiridos durante nuestros años de colegio y nos trazáramos un plan, nos organizáramos, en fin, nos hiciéramos un horario. Y, sobre todo, nos obligáramos a cumplir con ese horario. No creo que la idea sea demasiado descabellada. Todos lo hemos hecho antes, durante, al menos diez años de nuestras vidas, los que más hemos estado estudiando, unos veinte años. No creo que nos resulte demasiado difícil.
Eso si, recomiendo no obsesionarse tampoco con el cumplimiento del horario. La idea no es seguirlo a rajatabla, eso acaba agobiando al final. Este blog está para aprender a relajarse, haciendo cosas que nos gustan, no para estar estresado pensando en que tienes que hacer dos hojas de francés antes de las siete de la tarde o no cumplirás tus objetivos del día. No, queremos aprovechar el tiempo libre, no ser esclavos de él. Así que, si te saltas las tareas del horario un par de veces a la semana, no va a pasar nada. Lo importante es coger ritmo. Adentrarse poco a poco en lo que nos gusta hacer. Desperezarse, limpiar las telarañas del cerebro y recuperar la ilusión por aquellas cosas que una vez te interesaron. Y, si después de probar ves que ya no te interesan, tampoco pasa nada, puedes buscar otras cosas ¿no?
¡Anímate a organizarte!
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