Conducir

¿Se puede relajar uno cuando está conduciendo? Esta pregunta tiene trampa, porque lo primero que te enseñan cuando estás aprendiendo a conducir es que, en la carretera has de estar siempre alerta, atento a las variaciones del tráfico, ojo avizor, al "liquindoi". En realidad no se puede uno relajar al conducir, pero si que se puede conducir relajado. Con esto quiero decir, por si no se me ha entendido bien, que no necesariamente conducir tiene que ser una actividad estresante. Yo sé que, en este mundo, hay unos pocos privilegiados con tal suerte en su vida que, no tienen que depender del coche para nada. Pero, para el resto de los mortales, conducir es una necesidad. Una fastidiosa necesidad que, en la mayoría de los días, te enerva, te crispa y te altera. Pero, no debería ser así.

Por lo que yo sé, conducir es la actividad más regulada y reglada de todas las que hacemos durante el día. Tienes que ir por carriles marcados, pintados, señalizados y limitados. Las señales te indican como, donde y a que velocidad puedes ir. Y, para colmo, tuviste que sacarte una licencia, lo que te convierte en una persona cien por cien capaz de seguir todas esas reglas sin problema alguno. Entonces ¿por qué no las sigues? ¿Por qué te empeñas en saltarte luces rojas, límites de velocidad o no indicar los cambios? Si te enseñaron a tomar bien las curvas y coger una rotonda como es debido ¿por qué las haces rectas?  He tenido esta conversación muchas veces, con diferentes personas y, en la mayoría de las veces, mis interlocutores me respondían con un "es que las señales están mal puestas" "¿Por qué limitan la velocidad en tramos a 80 cuando se puede ir a 120?". Yo, siempre respondo igual, cuando seas técnico superior en seguridad vial, podrás dudar sobre la utilidad y/o la conveniencia de que un límite se haya situado en un punto en concreto, yo, por mi parte, haré caso a lo que me indican que haga y jamás tendré un problema.

Hoy, te quiero hablar de los beneficios de "levantar el pie", porque son muchos. En primer lugar, si reduces la velocidad a la que normalmente sueles ir, lo primero que vas a notar es que tu nivel de estrés va a disminuir mientras conduces. Podrás ver con más claridad todo lo que ocurre a tu alrededor y, por consiguiente, te llevarás menos sorpresas, porque podrás adelantarte a los imprevistos. Que hay un coche aparcado en doble fila, te dará tiempo a indicar el cambio de carril, reducir o aumentar la marcha y evitarlo. Que ves a un ciclista delante tuyo, si vas a una velocidad moderada, podrás adelantarlo de manera segura para los dos. Que, inesperadamente, te surge un obstáculo en tu camino, podrás detener el vehículo en menos tiempo. Además, podrás disfrutar del camino, en lugar de sufrirlo como haces ahora. No necesitarás hacer cambios bruscos ni correcciones de sopetón.

Reducir la velocidad implica también un ahorro en el consumo de combustible. A menos revoluciones el motor gasta menos, eso es de cajón. Con lo que, durante el mes, harás los mismos kilómetros pero te habrá costado menos dinerito.

Al hilo de lo anterior, si tu vehículo consume menos combustible, estarás contaminando menos. Y esta es una poderosa razón para levantar el pie del acelerador. Con algo tan sencillo y simple como seguir las normas, estarás contribuyendo a que el aire sea más limpio y que mejore el medio ambiente.

Así que, cuando vayas a conducir, acuérdate de esto y, al menos, inténtalo por unos días. Ponte una música que cree ambiente, algo tranquilo y que te guste. Conduce como te enseñó tu profesor de la autoescuela, ve por tu derecha, sigue las indicaciones, indica los cambios y disfruta conduciendo. 

Comentarios